La comunidad “Obra Social
S.Vicente Paul“ está situada en el barrio Picarral de Zaragoza, en la Parroquia
Ntra. Sra. de Nazaret. La forman 4 Hijas de la Caridad que viven en el barrio
en la c/ S. Juan de la Peña.
Entre las
labores que realizamos desde la comunidad, una de ellas es el reparto de alimentos
en la Parroquia Nuestra Señora de Nazaret.
Durante la
situación del confinamiento por causa del coronavirus, hemos estado pendientes
desde el teléfono de las familias del barrio y de otros lugares; insertas en el
barrio y colaborando con la Parroquia, tres de las hermanas intentando ayudar
para dar respuesta a las necesidades de las personas del barrio. Dos hermanas
colaboran en el Centro de Día de la Obra Social San Vicente de Paúl de Zaragoza
- Hijas de la Caridad -, que atiende a personas adultas sin hogar, personas en
situación de gran vulnerabilidad.
Nuestro
servicio también llega a otros Centros o Recursos Sociales: IASS (Instituto
Aragonés de Servicios Sociales) en las actividades que realizan, en el centro
“Fogaral” de Cáritas y en la Parroquia de Nazaret: 1 hermana en Catequesis de
comunión y 2 hermanas en Cáritas los martes.
Que María
Madre de la Compañía siga guiando nuestros pasos hacia los pobres, que vele
también por nuestra comunidad. Queremos compartir nuestra experiencia en el
reparto de alimentos durante la pandemia
provocada por el coronavirus.
Los
alimentos los proporciona el “Banco de Alimentos”; también las personas
voluntarias y nuestra comunidad han aportado personalmente con su servicio y
económicamente ante esta cruda realidad que el covid-19 ha llegado a provocar;
creemos que en estos momentos todo ello ha sido una ayuda importante para la
alimentación básica de las familias. El mes de marzo del Banco de Alimentos nos
dieron alimentos dos veces y después pasamos al 20 de abril, en junio ya se
normalizó y nos han dado cada quince días.
Otro
servicio o ayuda para el barrio ha sido tener informadas a las familias de las
ayudas a las que podían acceder, las becas del comedor escolar, así como
informarles de los teléfonos de diversas Entidades Sociales donde podían
recurrir: Cáritas, Cruz Roja, Ayuntamiento de Zaragoza, Servicios Sociales y de
Urgencias Sociales y Ayuda a Extranjería. Otros llamaban pidiendo colaborar y
trabajar, y nosotras facilitábamos los enlaces que Cáritas y la Cruz Roja nos
mandaban.
El número
de familias que atendemos en tiempo normal son 22, pero en este tiempo de
confinamiento las que hemos atendido han sido 30. La realidad nos sorprendía:
según terminábamos del reparto, aparecían en la puerta familias que se habían
enterado y venían a buscar alimentos, pues nos decían que no tenían nada para
darles a los hijos, ese día nos íbamos más contentas, pues… “el Señor se nos
presentó en persona pidiendo alimentos.”
Varias
familias del barrio con niños a cargo, habían dejado de venir a la Obra Social
porque su situación se había normalizado, pero durante el confinamiento nos
pidieron de nuevo la ayuda, pues en el trabajo les habían hecho un “ERTE” y no
habían recibido ninguna ayuda económica.
Siguen llamando
varias familias al Párroco, pidiéndole alimentos y él las deriva a la Obra
Social, todas vienen buscando alimentos; intentamos darles los teléfonos antes
mencionados para que la ayuda sea más completa.
Las personas
que atendemos son:
Familias
monoparentales, con varios niños, que gracias a los abuelos (con pensiones
bajas), pueden ir a realizar algún trabajo por horas, sin contrato. Otras
dependiendo de los Servicios Sociales y Cáritas.
Personas con
problemas diversos: paro, ruptura familiar, con adicciones o drogodependientes.
Familias que han de dejar solos a los hijos, a sus mayores… familias sin
trabajo y con problemas con la justicia y algunos con trastornos mentales, se
hace difícil la convivencia. Familias gitanas poco integradas en el mundo
laboral-social, con niños a su cargo, pero la ayuda entre ellos es buena.
Personas
inmigrantes sin documentación que sólo al poner un pie en el barrio quieren
trabajar … lo cual es difícil; si se les ha facilitado algún trabajo, ha sido
cuidando ancianos que viven solos, y siempre con la necesaria supervisión.
Vienen familias con hijos de su país y otros, solos, tienen que convivir con
otras familias aquí y a veces no es tan fácil. Algunos emigrantes cuando llevan
un tiempo en el barrio y no pueden más que sobrevivir, se marchan a otra
ciudad.
Hay otra zona del
barrio, en Salvador Allende, ocupada por familias obreras jóvenes, con hijos
pequeños, trabajan pero con la inseguridad laboral actual y el paro. En nuestra
Parroquia de Nazaret, sus niños vienen a las catequesis de comunión, hay
fluidez de trato.
Haciendo una
evaluación de las familias atendidas por los organismos antes citados durante
el coronavirus, hemos observado lo siguiente:
-Cáritas
ha ayudado a pagar los alquileres de las familias del barrio, con vales de
alimentos y material inmobiliario que ellos habían solicitado,
-Cruz Roja
ha dado vales de alimentos a otras familias, trabajo a otras personas que
-teniendo documentación- han podido realizar este servicio y, según nos
informan, aún están trabajando.
-Las becas
del comedor escolar han sido cobradas por varias familias que las solicitaron,
pero el cobro ha sido a mes vencido.
-A los
jóvenes que viven solos se les informó de poder ir a los comedores sociales
unas veces y en otras se les han hecho compras de alimentos.
Que sigamos
siempre las huellas de San Vicente de Paúl que nos decía "Los pobres son
mi peso y mi dolor"
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